sábado, 16 de octubre de 2010

Critica de "La fiesta del Chivo"

La realidad es agua entre los dedos.



“Mediante el uso de la Ley Teórica Pura no puedo afirmar si es que existe o no la libertad, pero según la Razón Practica como sujeto ético debo postularla”

Immanuel Kant


Leyendo los capítulos uno tras otro de la obra de Vargas Llosa no pude evitar levantarme de la silla, ver por la ventana de mi casa, y pensar mirando a la calle pero aun así no viendo nada, pues un mensaje escrito en 518 páginas inevitablemente me llevo a reformularme varias cosas…. Leer la fiesta del chivo fue como un pequeño letargo dantesco, un viaje de ida y vuelta al infierno, una realidad que vista solamente desde la ventana desde cualquiera de las casas de nuestra ciudad parece lejana, inexistente, un invento de una mente macabra. Es estupido pensar que desde lo más cercano a la sola vista desde nuestra ventana podríamos entender todo el mundo que nos plantea la obra, así como es imposible no levantar una ceja cuando alguien dice por allí, “Las cosas andaban mejor durante El proceso, había menos robos…” Y es que en cierta medida hacer uso de la libertad de pensamiento es hacer uso de un camino mas sencillo a entender la realidad de nuestro país, por que en todo caso recordar nuestro pasado como latinoamericanos nos obliga sin duda en pensar nuestro presente y asegurar el futuro, por que en la historia de Latinoamérica siempre nos pusimos al asecho de un “Chivo”.
Rafael Leonidas Trujillo no llego al poder de una día al otro, no: desde los primeros pasos como telegrafistas, y los siguientes como integrante de una banda de asaltos la “42” hasta los ascensos por los escalones de la jerarquía militar, lograron formar luego de muchos años a un oficial temido por cada uno de aquellos que lo conocían y hasta convertirlo en la esperanza de Republica Dominicana, El benefactor, el Generalísimo. La ilusión quebrada o un lobo vestido de oveja.
Nuestro pasado creo ha cientos de estos supuestos líderes, que en todo caso podríamos encasillarlos de “populistas”, parecen ser la respuesta a la tan anhelada esperanza de una mejor calidad de vida, dejándonos al final en la peor de las ruinas. Recordemos al tan conocido “innombrable”. Y es que acaso para no olvidar nuestra historia ¿es necesario que nos recuerden o peor volver a vivir el infierno que es suspender la democracia, la libertad o simplemente todos los derechos que les confieren a los integrantes de una sociedad que se jacte de moderna? :

“Tal vez era verdad que, debido a los desastrosos gobiernos posteriores, muchos dominicanos añoraban ahora a Trujillo. Habían olvidado los abusos, los asesinatos, la corrupción, el espionaje, el aislamiento, el miedo: vuelto mito el horror” (capitlo VII)


Es un sencillo y sutil encantamiento que nos rodea y gobierna nuestras vidas, pensar que las cosas mejoran, creer que van bien. Todos los personajes en la narración de la novela se encuentran en una aparente realidad distante que confiere a Trujillo como el padre de la republica, hasta que un día el encantamiento se rompe, el Chivo les produce un daño irreparable que les genera una especie de deseo parricida que rodea a casi todos los personajes. Es inevitable la muerte de Trujillo, es necesaria para la creación de una civilización democrática que resurja de la barbarie en la que esta sumergida. De esto Freud produce toda una tesis que no me detendré a desarrollar pues es en cuestión de mas importancia “el desarrollo de civilización”, que en si requiere el festín de la eliminación del Chivo para crear una nueva sociedad. Pero ¿en nuestros días es necesario este baño de sangre? La sociedad argentina tiene todavía la memoria fresca respecto a los acontecimientos de los días 21 y 22 de Diciembre del año 2.001.

“Se hallaban convencidos de que muerto Trujillo todo iría sobre ruedas, pues los militares, obedeciendo ordenes de Román, detendrían a los hermanicimos del Chivo, matarían a Johnny Abbes y los trujillistas acérrimos e instalarían una Junta cívico-militar. El pueblo se echarían a las a calles a matar a “calies”, dichosos de haber alcanzado la libertad”

¿Por qué hoy, muchos años después de la muerte de Trujillo, no logramos esa tan anhelada sociedad? ¿Por qué luego de tanto años cuando creemos llegar a la cima caemos nuevamente? Acaso ni nuestros mayores mecanismos de resiliencia son capaces de de protegernos contra los caprichos y excesos de un dictador que ha logrado dañar hasta los huesos a la sociedad latinoamericana y nos han dejado un vacío que aun no podemos superar, esta es la metáfora viva: Urania Cabral.

“Olvida el ardor, las llagas en las piernas, el miedo. No se mueve. Volverse invisible, inexistente” (pag 510) “Te mentí, no tengo un amante, prima. No lo he tenido nunca, ni lo tendré. Ami, papa y su Excelencia me volvieron un desierto” (pag. 513)

Si una vez Trujillo pudo gobernar los medios de comunicación, hoy nos vemos rodeados de un gran caudal de informativo, ¿como comprender la realidad si esta se encuentra casi siempre distorsionada? Toda la realidad política del presente parecer ser gobernada por la palabra “contradicción” y los medios de comunicación se arrogan en una lucha con el gobierno de turno. Todavía recuerdo cuando el diario El país realiza una comparación de la actual Argentina con Maradona, en una obvia critica.
La macabra historia del General Rafael Leonidas Trujillo revivida por Mario Vargas Llosa nos lleva a recordar el pasado, repensarlo y tratar de entender la realidad presente, ya que si olvidamos el pasado condenamos nuestro futuro. Por que ante la libertad de nuestra sociedad es una deuda que tenemos con ella, entender no solo una postura si no ambas, tratar de no caer en los encasillamientos y estar consientes de nuestro “no saber”.

1 comentario:

  1. Leer la Fiesta del Chivo, ha sido una experiencia de esas en las que tomas un libro y no te despegas. Pero , sobre todo algo que me sucedió con esta lectura es que me fui adentrando en la época en ese miedo, silencio, abuso, dolor... y fui comprendiendo esta dura realidad histórica, bien documentada por Mario Vargas Llosa. Que diría fue genial como supo aunar realidad y ficción. Además, la transición histórica de una era dictatorial a una ¨democrática¨. Me pareció tan sublime y suave tal como si hubiera llegado otro dios a cuidar la patria: ¨un caballero de suaves modales, voz bajita, que lee y escribe poemas: el doctor Balaguer. En la obra llamado el presidente pelele, fantoche, muñequito de papel... Y me pregunto ¿realmente hubo transición hacia la democracia? Estoy de acuerdo con que esta novela nos brinda la oportunidad de repensar la historia y valorar los sacrificios que hicieron muchos dominicanos para que tengamos de ciertas libertades: libre albedrío. Sin embargo, no quiero hacer ruido para no despertar rabias escondidas, mas bien quiero pensar que muchos tienen otra mirada (crítica-reflexiva) y otra actitud hacia los cambios históricos. Genoveva del Orbe

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